

Dijo
Dios: "Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en
un solo conjunto, y déjese ver lo seco"; y así fue.
Y llamó Dios a lo seco "tierra", y al conjunto de las aguas lo llamó "mar"; y vio Dios que estaba bien.
Dijo Dios: "Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra." Y así fue.
La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semillas,
según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla
dentro, según sus especies; y vio Dios que estaba bien.
Y atardeció y amaneció: día tercero.
(Gen. 1, 11-13).
Continuamos
dándole a cada una de las cosas que se nombran aquí el valor
de símbolos por los que Dios nos está hablando de nuestra
vida espiritual.
Sigue Dios Padre
poniendo orden en
las aguas de por debajo del firmamento,
porque ahí llegábamos nosotros con todos nuestros males, con
todo lo que habíamos recibido al contaminarnos con las
tinieblas. Así que Dios hace que el hombre pueda ver esto y
diferenciarlo. Y dice:
Déjese ver lo
seco.
Somos
tierra
para ser regada. Y el hombre necesita percibir que sin el
agua que lo riegue, su vida está
seca,
vacía, como está un
corazón sin el Amor; necesita ver que sin el agua que lo
ablande y prepare para recibir la Vida, no podrá ser lo que
él realmente es. Ha de conocer lo que es vivir en Dios, y
qué es vivir sólo en sí mismo; que cuando busca llenar su
vida con las cosas terrenales y se afana por ellas, no se
sacia nunca por muchos éxitos que consiga en el mundo. Ha de
experimentar que sólo el agua que nos da Cristo sacia su
vida. Necesita ver y apartar
lo seco.
Y cuando su
tierra seca
se prepara y abre a recibir, y se deja regar por el
agua,
surge en él la Vida:
Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación”.
Dios, nuestro Señor, en su
misericordia, hace que en esta
tierra seca
del hombre nazca Vida que manifieste su providencia y Amor
a los que habíamos caído en confusión. Nos está dando
aquí la capacidad para volvernos a la Vida en Él pues aún en
este día tercero, no había sido colocado el hombre en la
Tierra. Y Dios que prepara este medio de vida, hace también
posible que en nuestra
tierra seca pueda brotar la Vida:
Hierbas que den semillas.
Lo más pequeño,
humilde, de toda la vegetación son las hierbas, y tienen la
gracia de producir semillas para multiplicarse. Así los
hombres sencillos.
(La primera de
las siete trompetas del Apocalipsis (Ap.8,7) habla de la
hierba y de los
árboles con este mismo significado.
La hierba
representa allí la Vida de los hombres humildes y
sencillos que se dejan abrasar fácilmente por el fuego de la
Palabra).
Cuando en
nuestra tierra seca brota la Vida, cuando nos dejamos regar
por el agua viva (Jn.4,10), unos podemos ser como la
hierba,
humildes y sencillos, pasar como desapercibidos, o
crecer como los árboles crecen, ser vistos por muchos como
testigos de la obra de Dios. Y además ser medio para dar
semillas que se siembran, y que otros puedan vivir en Dios,
porque también dan
fruto con semilla dentro. Por esto se nos dice:
Y árboles frutales que den fruto según su especie, con
su semilla dentro, sobre la tierra.
Sobre nosotros,
simbolizados como tierra. Cada uno con la singularidad de su
ser, pues cada uno es diferente; por esto
los árboles dan
fruto según su especie. Y aunque parezcan
iguales según su especie, como por ejemplo la higuera, unos dan frutos
abundantes, otros menos, y otros pueden ser estériles
(Mc.11,13). Cada uno es único, y cada uno
crece y
puede dar
fruto.
Igual cada uno
de los hombres es único y cada uno da diferentes frutos,
unos más abundantes que otros, y otros tienen una vida
estéril.
En la Biblia
vemos por ejemplo el sueño interpretado por Daniel, en el
que “un árbol grande” estaba simbolizando al Rey
Nabucodonosor (Dan.4,1ss). También vemos parábolas como la
del cedro (Ez.17,1-21) o el olivo (Rom.11,17). También Jesús
usó árboles
(además de la
higuera) el sicómoro (Lc.17,6), la vid (Jn.15,1-8), etc.,
todos ellos simbolizando a los hombres, para enseñarnos a
través de parábolas. Los usó como símbolos; y ésa es la
finalidad por la que Dios Padre los ha creado para que así
podamos entender lo que Él quiere decirnos. Todo desde el
principio estaba perfectamente previsto y diseñado con un
propósito, para que el hombre pudiera leer y ver la Luz de
la salvación por medio de la creación.
Y para que
aprendamos de lo que puede representar el comportamiento de la multiplicación en los vegetales, se nos dice que
los árboles y
la hierba dan semillas. Y de esta forma podemos
entender que igual los hombres no hemos de limitarnos a
nuestro propio crecimiento, nuestra propia vida, sino que
hemos de dar de lo que recibimos. Son signos visibles que
nos hablan de cual ha de ser nuestra actitud y
comportamiento en nuestro caminar, para responder al
proyecto de Dios para nosotros, porque toda la naturaleza
cumple el proyecto para el que fue creada.
Y así fue. La tierra produjo
vegetación: hierbas que dan semillas según sus especies.
El hombre puede
dejarse regar y nacer a la Vida nueva. Y muchos pueden ver a
través de cuanto Dios nos da, la existencia y poder de Dios.
Y vio Dios que estaba bien.
El hombre ya
puede tener Vida nueva y dar
semillas
para que la Vida se multiplique para muchos.
Tiene la
capacidad
de tener una Vida nueva en esta lucha por
salir de las tinieblas y ver la Luz:
Y
atardeció y amaneció. Día tercero.