

PRIMERA PARTE
TEMA I
El HOMBRE ESPIRITUAL
El Jardín de
Edén
Plantó Yahveh Dios un jardín en
Edén, al oriente, donde colocó al hombre
que
había formado.
La Gloria en
la que Vivíamos
Yahveh Dios hizo brotar del suelo
toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para
comer, y en medio del jardín el árbol de la Vida y el árbol
de la ciencia del bien y del mal.
Cuatro Ríos o
Cuatro Caminos
Del jardín de Edén salía un río que
regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos.
El uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de
Javilá donde hay oro. El oro de aquel país es fino. Allí se
encuentra el bedelio y el ónice. El segundo río se llama
Guijón: es el que rodea el país de Kus. El tercer río se
llama Tigris: es el que corre al oriente de Asur. Y el
cuarto río es el Éufrates.
La Providencia
y Advertencia de Dios
Tomó pues, Yahveh Dios al hombre y
lo dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y lo
cuidase. Y Dios impuso al hombre este mandamiento: “De
cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás,
porque el día que comieres de él, morirás sin remedio”.
TEMA
II
DESDE
EL EDÉN HASTA LA HUMANIDAD
La Tentación
La serpiente era el más astuto de
todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y
dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha dicho: No comáis de
ninguno de los árboles del jardín?”
Diálogo con el
Demonio
Respondió la mujer a la serpiente:
“Podemos comer del fruto de los árboles del jardín, mas del
fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios:
No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de Muerte”.
Replicó la serpiente a la mujer:
“De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que
el día en que comiereis de él, se os abrirán vuestros ojos y
seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”.
La
Desobediencia
Y como viese la mujer que el árbol
era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para
lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a
su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a
ambos los ojos, y se dieron cuenta
de que estaban desnudos, y cosiendo hojas de
higuera se hicieron unos ceñidores.
La Fidelidad
de Dios
Oyeron el ruido de los pasos de
Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la
brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de
Yahveh Dios, por entre los árboles del jardín.
La
Misericordia de Dios
Yahveh Dios llamó al hombre y le
dijo: “¿Dónde estás?”
Éste contestó: “Te oí andar por el
jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me
escondí”.
Él replicó: “¿Quién te ha hecho ver
que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te
prohibí comer?”
Las Disculpas
Dijo el hombre: “La mujer que me
diste por compañera me dió del árbol y comí”.
Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer:
“¿Por qué lo has hecho?”
Y la mujer contestó: “La serpiente
me sedujo y comí”.
TEMA
III
DIOS
RECHAZA LA MALDAD
Maldición a la
Serpiente
Entonces Yahveh Dios dijo a la
serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todas
las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu
vientre caminarás, y polvo comerás todo los días de tu
vida”.
Promesa de la
Redención
Enemistad pondré entre ti y la
mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza
mientras acechas tú su calcañar”.
La Humanidad y
la Iglesia
A la mujer le dijo: “Tantas haré
tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás
tus hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te
dominará”.
TEMA
IV
LAS
CONSECUENCIAS DEL PECADO
Los Males que
Sobrevinieron a la Humanidad
Al hombre le dijo: “Por haber
escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo
te había prohibido comer, maldito será el suelo por tu
causa: con fatigas sacarás de él el alimento todo los días
de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la
hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque
eres polvo y al polvo tornarás”.
La Madre de
todos los Vivientes
El hombre llamó a su mujer Eva, por
ser ella la madre de todos los vivientes. Yahveh Dios hizo
para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió.
Expulsados del
Jardín de Edén
Y dijo Yahveh Dios: “¡He aquí que
el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a
conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue
su mano y tome también del árbol de la Vida y comiendo de él
viva para siempre”.
Y le echó Yahveh Dios del Jardín de
Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de
Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar
el camino del árbol de la Vida.